Una idea es como una semilla en búsqueda de tierra fértil. No existe semilla que no tenga la intención de dar fruto si se le permite crecer en un ambiente apropiado. Existe el suelo apto para ella, pero también aquel otro árido e inhóspito. La brisa y la vida natural logran esparcir esta pequeña cápsula hasta lograr encontrarle un lugar permanente de crecimiento y prosperidad.
El fruto es como la moneda gratuita que beneficia a quien la cobra a cambio de que le permitan vivir. La semilla que José Rodríguez plantó en mí conciencia vivirá en el suelo fértil de mis resignadas creencias y de mis principios. Sus “semillas” son como paisajes de Houellemont o como cuadros de Yoryi de verde y luz, donde en pocas palabras percibimos la esencia de una naturaleza especial que las crea y esparce. Así deseo convertirme en tierra húmeda para ellas, para contrarrestar los tiempos de esta deshumanización que nos agobia.
No nacemos con garantías de vida, es cierto, nos inculcan el tener que luchar por un poco de luz para escapar de las sombras de la insolvencia. Hemos iniciado la era del “arrebatebis tutti”. No nos hemos percatado de que nuestro aire reside en un gran frasco atmosférico con tapa cerrada.
Esparcimos nuestras virulencias personales sin ver la gran perspectiva desde lejos. No existe un humano que al orbitar nuestro orbe no haya captado esta luz de conciencia. Debemos hacer grandes esfuerzos de todo tipo para vernos en una mejor perspectiva. No basta el morir y al “otro que resuelva”, no a quien le duelan sus hijos.
Yo hice ese viaje simbólicamente con la ayuda de mi colega José y me doy cuenta de que allá abajo, en el mundo natural sin fronteras y límites algo anda muy mal. Vivimos en una línea de ensamblaje de lujos temporales que se inicia en fuentes de recursos hasta llegar a un creciente basurero.
Me uno al Voluntariado Pro-Cordillera porque propugno por todo cambio que garantice a nuestras futuras generaciones la reversibilidad de las condiciones que hemos deteriorado como depredación de nuestra especie durante miles de años de evolución. La ciencia nos permitirá ir un poco más allá del caos, pero no tardará el día en que nos vendan aire limpio por metro cúbico o agua desintoxicada por litro. Mientras el querer vivir “bien” sea un negocio seguirá esta inconciencia sin implementar cambios.
Alguien dijo una vez que la mejor manera de permitir el avance del mal era el no actuar por el bien. Si no nos agachamos y agarramos un puñado de tierra verdadera no haremos nada. El primer paso deberá ser la conciencia a través de la educación. Estoy conciente de que una semilla debe ser paciente para crecer. También lo estoy de que para abonar las mentes colectivas se requiere del conocimiento de las tantas amenazas que nos esperan.
Me sumo a todo movimiento que no pretenda con esto cosechar bienes o privilegios propios pues sería un absoluto contrasentido. Debemos trabajar hacia una gran unión de esfuerzos particulares. Una confederación de entidades con una misma finalidad. La de la preservación y sostenimiento de la raza humana en su ambiente natural.
Busco, como iniciado, elementos de juicio para formarme un mejor criterio que tome en cuenta la necesidad de administrar la enorme diversidad existente en el mundo vivo. Necesitamos encontrar soluciones demográficas, religiosas y políticas. Necesitamos fabricar entidades que impongan la justicia y el derecho común independientemente de la influencia y del poder que se detente.
El tercer mundo ha sufrido devastadoras consecuencias sin haber podido igualar los avances tecnológicos más básicos; más bien nos hemos “chupado el hueso”, más esta condición nos ha permitido preservar aunque sea un poco hasta ahora nuestros recursos naturales relativamente intactos.
Debemos más que nunca defenderlos y administrarlos de manera sostenible y para el beneficio de todos los que viviremos sus frutos y consecuencias. Debemos insertarnos en lugares que nos permitan ver y actuar a tiempo para detectar cada vez que se intente de abusar con la intención de cambiarnos el oro de nuestros frutales por “espejitos en el aire”.
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