martes, 28 de octubre de 2008

PALABRAS PARA EL CAMINO

APORTACION AL MUNDO
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Puedo ser amable, generoso y afectuoso con alguien, y eso es para mí una alegría. Pero si mi felicidad depende de que esa persona sea amable conmigo siempre estaré sufriendo, porque es muy difícil que actúe como yo deseo. La alegría no depende de que el mundo funcione como uno quiere, ni de que la gente se comporte como debiera, tampoco de lograr todo lo que nos gusta. La felicidad sólo depende de nuestro anhelo de ser generosos, amables y afectuosos.
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La alegría nace de esa experiencia madura de dar, compartir y desarrollar la ciencia de la bondad. La virtud es la alegría que podemos experimentar en este reino humano. Lo que hagan mis amigos y familiares, la sociedad y el resto del mundo se halla fuera de mi control –no puedo hacer que todo funcione como me gustaría– pero sí puedo ser amable, generoso y paciente, hacer el bien y desarrollar la virtud. Esto sí que puedo hacerlo, vale la pena hacerlo y es algo que nadie puede impedir que haga. Por muy corrompida que esté la sociedad, nunca podrá alterar la habilidad de una persona para hacer el bien.
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Actuar así no sólo trae alegría a nuestras vidas, sino que beneficia a la sociedad. Podemos ofrecerle al mundo nuestro deseo de intentar vivir de un modo que no cree temor, ni en nuestras mentes ni en las de quienes nos rodean.
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AJAHN SUMEDO

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