martes, 28 de octubre de 2008

ABRA SU CORAZON A LOS DEMAS

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En el libro Recuperar el corazón, el cardiólogo norteamericano Dean Ornish presenta los resultados de un estudio científico, basado en 14 años de investigaciones, en las que participaron decenas de pacientes con enfermedad coronaria. Fruto de esas labores, Ornish aporta un programa de curación del corazón a nivel físico, emocional y espiritual, sin fármacos y sin intervención quirúrgica, sólo con cambios en el estilo de vida. Esto incluye revisar nuestra forma de relacionarnos, abrir el corazón, aprender a comunicarnos, hacer el bien, manejar el estrés, entre otras. A continuación, algunas pautas para abrirnos a los demás:
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Cómo comenzar a rectificar nuestra situación de aislamiento en relación a los demás.
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Una acción cualquiera puede conducirnos a un estado de mayor intimidad o agravar nuestro aislamiento, y eso sucede en todos y cada uno de los momentos del día. No se trata solo de lo que hacemos, sino que es el modo de abordar lo que hacemos lo que determina si terminamos sintiéndonos más vinculados con otros o más solos. Algunos actos poseen más intensa carga que otros, y así están dotados de mayor energía para impulsarnos en una dirección cualquiera.
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El sexo es un ejemplo: cuando dos personas están profundamente enamoradas y se sienten seguras una con la otra, hacer el amor puede ser una experiencia trascendente y extática. Los amantes se pierden uno en el otro cuando los límites que los separan comienzan a desvanecerse. En el extremo opuesto del espectro, la violación es quizás una de las experiencias que suscitan mayor aislamiento y más destrucción. Las sobrevivientes de una violación a menudo se sienten profundamente aisladas y afirman que tienen mucha dificultad para volver a confiar.
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El modo de aproximarnos a otras personas todos los días en situaciones menos extremas puede determinar que experimentemos aislamiento, estrés crónico, sufrimiento y enfermedad, o bien intimidad, distensión, alegría y salud. Por supuesto, tocar, abrazar y masajear son modos de aumentar la intimidad. Aquí se explican tres técnicas poderosas que pueden ayudarnos a sentirnos más vinculados con los demás y a trascender nuestro sentimiento de separación, de modo que no nos sintamos solos y aislados:

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  1. Cualidades de comunicación
  2. Altruismo, compasión y perdón
  3. El apoyo grupal y la posibilidad de compartir secretos.

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CUALIDADES DE COMUNICACION

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Podemos aprender a hablar unos con otros según modos que permitan que otra persona nos escuche mejor. Cuando tenemos la sensación de que se nos escucha, nos sentimos mejor relacionados. Y sentirse relacionado y escuchado es una parte importante del proceso curativo, porque atenúa las sensaciones de aislamiento que conducen al estrés y a la enfermedad.
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La comunicación y la ventilación no son la misma cosa. La ventilación no es más que la expresión de nuestros propios sentimientos; a uno no le importa en realidad si la persona lo oye o no. La comunicación significa expresar a otro lo que uno siente, de modo que él o ella pueda escucharnos y comprendernos mejor. Es una cualidad que puede ser aprendida.
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Mucha gente cree que el mero hecho de ventilar la cólera constituye una experiencia positiva, una catarsis de las emociones negativas. Pero ¿es así? En su libro titulado Anger: The Misunderstood Emotion, Carol Tavris expone una investigación que cuestiona este supuesto. La autora escribe:
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Los argumentos psicológicos que constituyen la justificación racional de la expresión de la cólera no soportan el examen experimental. El peso de la evidencia indica precisamente lo contrario: la expresión de la cólera determina que uno se encolerice todavía más, consolide una actitud irritada y afirme un hábito hostil.

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La autora llega a la conclusión de que la expresión de la cólera suele hacer más mal que bien, pues el interlocutor por lo general se siente atacado y entonces toma represalias, una espiral descendente que desemboca en que ambas personas se sienten cada vez más aisladas una de la otra.
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A menudo parece que cuando uno mantiene una relación con alguien -puede ser una relación de trabajo o personal- es necesario elegir entre reprimir nuestros sentimientos y aumentar constantemente nuestra irritación o explotar y conseguir que quienes forman nuestro entorno se encolericen.

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Pero tenemos otra alternativa: comunicar nuestros sentimientos de modo tal que sea más probable que el interlocutor no se sienta atacado.

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En la etapa del crecimiento, la mayoría de las personas no aprende a hablar con otras de manera constructiva. Mientras cursamos estudios en la escuela aprendemos tanto acerca de de temas que tienen poco que ver con nuestra vida cotidiana, y sin embargo la mayoría no aprende ni siquiera las cualidades fundamentales relacionadas con el modo de comunicarnos unos con otros, aunque este aspecto sea una de las partes más importantes de nuestra vida. Pero podemos aprender a comunicarnos de maneras que no sean percibidas por el otro como ataques, juicios o críticas.

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El principio fundamental de la comunicación eficaz es que nuestros sentimientos nos ayudan a relacionarnos, y en cambio los pensamientos -sobre todo los juicios- nos ayudan a aislarnos. Es más probable que alguien escuche la expresión de nuestros sentimientos, y no la de nuestros pensamientos. No siempre sucede así, pero la expresión de nuestros sentimientos aumenta la probabilidad de que ese sea el curso seguido. La comunicación de nuestras ideas une nuestras mentes, en cambio la comunicación de las emociones une nuestros corazones, dos experiencias que por cierto no son iguales. La expresión clara de los sentimientos sinceros, incluso los de carácter negativo, es un don que recibimos nosotros mismos y que reciben otras personas, pues contribuye a unirnos. Los pensamientos vinculan nuestros cerebros, los sentimientos unen nuestros corazones.

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¿Por qué?

  • Es mucho más probable que los pensamientos y no lo sentimientos sean interpretados como crítica.
  • Apenas nos sentimos criticados por alguien, es muy difícil escuchar lo que él o ella tenga que decir.
  • Los sentimientos son auténticos enunciados.
  • Escuchar no es lo mismo que obecer.
  • La expresión de sentimientos parece conferirnos un carácter un tanto vulnerable, aunque en realidad aumenta nuestra seguridad.
  • Los sentimientos tienen más poder que los pensamientos como factor de influencia.
  • La expresión de los sentimientos nos ayuda a mantener la discusión sujeta al momento actual.
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Los principios fundamentales de estas cualidades de comunicación son bastante sencillos, pero se requiere mucha práctica antes de que se conviertan en hábito. Al principio, la distinción entre los pensamientos y los sentimientos puede parecer un modo de prestar atención a pequeñeces, pero importa mucho cuando se trata de medir la eficacia con que nos comunicamos. Estas técnicas pueden usarse para expresar -y recibir- tanto sentimientos positivos como negativos.

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  1. Identifique lo que siente
  2. Exprese lo que siente
  3. Escuche activamente, demostrando simpatía y compasión
  4. Reconozca lo que el otro está diciendo

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Dean Ornish es el inspirador del Instituto de Investigación en Medicina Preventiva de la Universidad de California, en San Francisco.

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