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Por José Rodríguez
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Lo que hemos ocultado debajo del sombrero, haciéndonos de la vista gorda durante todo el tiempo de la hegemonia cultural occidental, está emergiendo sin parar. La tierra ya reclama el nacimiento de una nueva conciencia. El presente es para evaluar profundamente nuestra manera de vivir y de ser y abrirnos a una desconstrucción psico-social que nos permita decirle adiós a esos patrones de pensamiento y comportamiento ya agotados. En el plano personal, cuando se inicia un proceso de desintoxicación del cuerpo y de cambio psico-físico, es inevitable una crisis curativa.
/Un proceso semejante nos sacude colectivamente como humanidad. Con la llamada crisis de paradigmas, se muere el seguidismo y nace la necesidad de buscarnos y encontrarnos con nosotros mismos, en lo personal y en lo social. Esto nos permite leer sin prejuicios el mundo que nos rodea y, por ende, nos permite ser más creativos en el momento de actuar. Podemos así descubrir nuestra potencialidad de cambio y transformación.
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Necesitamos reconocer en lo más profundo de nuestro ser que formamos parte de un todo, que lo que cada uno hace en forma individual, tiene repercusiones en todos los demás.
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Las crisis del mundo se relacionan entre sí y reflejan nuestras situaciones individuales. Curándonos a nosotros mismos, a nivel físico y espiritual, podemos ayudar a sanar el planeta.
/Sin recurrir a Paracelso (no existen problemas sin solución) y sin palabrerios que nos encubran, aceptemos que en este gran drama tiene que existir un trance liberador, una catarsis que ilumine nuestra percepción tan condicionada por esas fuerzas que controlan el pensamiento de la humanidad, a través de la manipulación y el control mental.
/Según los Harthors, por medio de Tom Kenyon, el campo magnético de la Tierra esta siendo involucrado en un cambio perturbador o de transformación que se lleva a cabo interdimensionalmente. El efecto neto se da en aumentos repentinos de la amplitud o de la fuerza del campo magnético.
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Esta transformación es como una ola que se levanta y cae rápidamente. Las oscilaciones se dan en minutos, pero de manera diferente. Esto está afectando la conciencia humana en forma extraña, especialmente, en lo que tiene que ver con su experiencia biológica. Mucha gente está sintiendo aumento de agotamiento y cansancio.
/En la Tierra hay fuerzas que activamente se resisten al impulso de la evolución espiritual. Aun así, al entrar en resonancia con el campo magnético del planeta, nos vamos haciendo más concientes de que la Tierra es un ser vivo.
/Las respuestas están a nuestro alcance, pero se nos hace muy difícil avanzar, porque estamos bajo una hipnosis colectiva, expresada en el mecanicismo, el cientificismo, el darwinismo, el antropocentrismo y el racionalismo, como dogmas que pocos se atreven a cuestionar.
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El ser humano moderno está acompañado por la soledad del desarraigo. De sí mismo no sabe nada, ignora sus referencias esenciales y no trasciende ninguna parte de su yo más primario. Es un individuo fragmentado y contradictorio, cada día más desconectado de su ser. Nuestra especie se ha dejado guíar por un conocimiento reduccionista y lineal que construye contradictoriamente, por eso las diferentes escuelas científicas se niegan entre sí, las nuevas corrientes reniegan de las anteriores, etc.
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Recordemos lo que una vez dijo el poeta místico Rumi: "La verdad es un gran espejo que ha caído del cielo. El espejo se ha roto en mil pedazos y cada pedazo quiere tener toda la verdad".
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Hasta que no decidamos mirar hacia el gran espejo, seguiremos sin ver la totalidad de nuestra propia existencia. La vida existe inmersa dentro de un complejo universo de relaciones veladas y desveladas, imposibles de entender al margen de una visión holística.
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Desde esta perspectiva, es urgente comprender la importancia de sanar, desarrollar e integrar todos los aspectos de nuestro ser.
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