domingo, 8 de junio de 2008

La magia del ají

El ají podría curar a pacientes con artritis

El ají o chile podría usarse en la medicina occidental como un efectivo tratamiento para pacientes con artritis.

Investigadores en Estados Unidos, confirmaron el vínculo entre el dolor (picor) asociado con el consumo de ají y el dolor asociado con artritis.

El consumo de ají, al igual que la artritis, activa una familia de neuronas que transmiten la sensación de dolor.

Los científicos señalaron que esta relación ayuda a entender la enfermedad y que una mayor comprensión de la artritis podría llevar a nuevos tipo de tratamientos en el futuro.
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La capsaicina es la molécula del ají que produce su picor y actúa específicamente en las neuronas que transmiten la sensación de dolor.


Pero si esas neuronas son estimuladas de manera continua se produce, a la larga, insensibilidad.

Es decir, a su efecto doloroso le sigue una respuesta analgésica.

"Con estos descubrimientos, estamos empezando a entender por qué pacientes con artritis u otras condiciones inflamatorias son más propensos a que sientan cada vez más dolor y sensibilidad al calor," señaló el doctor Clifford Woolf, del Hospital General de Massachusetts.
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Pasado Milenario

El origen del ají data de siglos atrás en el Alto Perú, ahora Bolivia.

Las cerámicas y textiles prehispánicos muchas veces retratan a este condimento como una planta de gran importancia no sólo como alimento sino en contextos mágicos y religiosos.
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Hoy en día, además de ser uno de los condimentos más generalizados del mundo, es utilizado ampliamente en la medicina popular por sus propiedades medicinales.
Los curanderos en los países andinos lo utilizan para aliviar varios males.

Lo utilizan para calmar dolores reumáticos y musculares así como de oído, de muelas, de cabeza.

El ají es igualmente utilizando como estimulante del sistema digestivo, como estimulante sexual y para curar picaduras de insectos, entre otros.

"La industria farmacológica intenta y sigue intentado modificar la molécula para que no pique y sólo produzca analgesia," explicó a la Revista Caretas el neurocirujano peruano Fernando Cabieses, autor del libro Antropología de un Ají.
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